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GIJÓN
Jovellanos: reabre el teatro del siglo XXI
14.01.10 - 03:20 -
O. ESTEBAN | GIJÓN.
Más de dos millones de euros, 168 personas y «muchos sofocos» le han dado una nueva imagen
El Jovellanos recibe al público el sábado tras ocho meses y grandes cambios
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Más fotos del Jovellanos en wwww.elcomerciodigital.com
Es el de siempre, pero ha cambiado. El Teatro Jovellanos, «la fábrica de sueños de todos los gijoneses», se reencontrará con su público pasado mañana, tras ocho meses de ausencia. El día 16 reabre sus puertas, convertido en el «teatro del siglo XXI», una transformación que ha requerido de 2,1 millones de euros, del trabajo de 168 personas, del uso de 25.000 kilos de acero y, también, de «muchos sofocos». Pero ha merecido la pena. Al menos, eso defienden la alcaldesa, el presidente y la gerente del teatro. Los tres confían en que el público, que es quien tiene la última palabra, esté de acuerdo.
Todo está prácticamente preparado para el reestreno. Luce mostaza el patio de butacas. Brillan las lámparas y apliques restaurados, al igual que los casi 4.000 metros cuadrados de pinturas decorativas y los más de 1.000 de pavimentos de madera. Funcionan a la perfección las 12 varas motorizadas. Sube y baja sin problemas la plataforma de orquesta elevable. Están encendidas las dos nuevas pantallas en la fachada principal. Todo a punto, mientras Higiénico Papel monta ya el escenario para que su 'Dr. Fausto' suba el sábado por primera vez el telón de este nuevo Jovellanos.
Han sido unos meses de «ingente tarea», aseguraba ayer Carmen Veiga. Lo más difícil (si es que algo no lo ha sido) fue el refuerzo estructural, según el arquitecto del proyecto, Sergio Barragán. De ahí la necesidad de los 25.000 kilos de acero para reforzar la estructura metálica, que ahora debe soportar una moderna maquinaria escénica, compuesta por 12 varas motorizadas y 12 motores con una carga máxima de 750 kilos. Porque este teatro del siglo XXI no sólo debía 'lavar' su imagen, sino que tenía que adaptarse a las necesidades de quienes trabajan en él, de quienes actúan sobre sus tablas y de quienes ocupan sus butacas. Los primeros van a notar grandes cambios. Por ejemplo: el foso. Hasta ahora se subía a mano. Resultado: un día de trabajo. Ahora no sólo tendrá tres posiciones (a la altura del escenario, para ampliarlo; a la altura del patio de butacas, para instalar tres filas más, o abajo del todo, para la orquesta), sino que su manipulación apenas ocupa aproximadamente media hora.
Han sido estos dos de los ingredientes de una complicada receta en la que también se han 'cocinado' los revestimimientos interiores, el cambio de toda la instalación eléctrica (incluidas bombillas leds que permitirán un ahorro del 40% en el consumo, y placas solares), la adaptación de las instalaciones para discapacitados, la rehabilitación de la fachada principal... Las mejoras han llegado incluso al silencio: el que se conseguirá en las salidas de aire. Y a los sistemas antiincendio. Y a la impermeabilización de la cornisa. Y a la instalación de un dispositivo antipalomas en la fachada...
Las butacas
Todo eso y algunas cosas más (como la instalación de un ascensor que sube hasta el peine o una rampa para carga y descarga de material) se han mejorado en las 'tripas' del teatro en estos meses, aunque lo más visible, lo más comentado, lo más esperado, es el cambio de las butacas. En total, 1.112 nuevos asientos (62 en el foso, 414 en la platea, 394 en el entresuelo y 242 en general) en los que se ha tenido en cuenta hasta el más mínimo detalle. Una muestra: el número seguirá siendo visible desde arriba, pero 'grabado' en la tela, sin placas. Y es que las de antes desaparecían a menudo. Eran algo así como un recuerdo para algunos espectadores. Eso sí: el color elegido alegra, pero obligará, sin duda, a tener especial cuidado con la limpieza.
Y al final, todo ha sido posible ajustándose a plazos y presupuestos, algo «casi milagroso», elogiaba Carmen Veiga. Un milagro que puede imputarse a las 168 personas que han trabajado sin descanso en el proyecto, que ha corrido a cargo de la UTE Esfer Construcciones y Thyssenkrupp. A ellos y a todo el equipo del Jovellanos, encabezado por Luis Cascallana, implicados hasta el último detalle para «dar a los gijoneses un teatro a la altura de sus exigencias». El sábado llega el examen.
COMENTARIOS DE LOS LECTORES
Más de dos millones de euros, 168 personas y «muchos sofocos» le han dado una nueva imagen
El Jovellanos recibe al público el sábado tras ocho meses y grandes cambios
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Es el de siempre, pero ha cambiado. El Teatro Jovellanos, «la fábrica de sueños de todos los gijoneses», se reencontrará con su público pasado mañana, tras ocho meses de ausencia. El día 16 reabre sus puertas, convertido en el «teatro del siglo XXI», una transformación que ha requerido de 2,1 millones de euros, del trabajo de 168 personas, del uso de 25.000 kilos de acero y, también, de «muchos sofocos». Pero ha merecido la pena. Al menos, eso defienden la alcaldesa, el presidente y la gerente del teatro. Los tres confían en que el público, que es quien tiene la última palabra, esté de acuerdo.
Todo está prácticamente preparado para el reestreno. Luce mostaza el patio de butacas. Brillan las lámparas y apliques restaurados, al igual que los casi 4.000 metros cuadrados de pinturas decorativas y los más de 1.000 de pavimentos de madera. Funcionan a la perfección las 12 varas motorizadas. Sube y baja sin problemas la plataforma de orquesta elevable. Están encendidas las dos nuevas pantallas en la fachada principal. Todo a punto, mientras Higiénico Papel monta ya el escenario para que su 'Dr. Fausto' suba el sábado por primera vez el telón de este nuevo Jovellanos.
Han sido unos meses de «ingente tarea», aseguraba ayer Carmen Veiga. Lo más difícil (si es que algo no lo ha sido) fue el refuerzo estructural, según el arquitecto del proyecto, Sergio Barragán. De ahí la necesidad de los 25.000 kilos de acero para reforzar la estructura metálica, que ahora debe soportar una moderna maquinaria escénica, compuesta por 12 varas motorizadas y 12 motores con una carga máxima de 750 kilos. Porque este teatro del siglo XXI no sólo debía 'lavar' su imagen, sino que tenía que adaptarse a las necesidades de quienes trabajan en él, de quienes actúan sobre sus tablas y de quienes ocupan sus butacas. Los primeros van a notar grandes cambios. Por ejemplo: el foso. Hasta ahora se subía a mano. Resultado: un día de trabajo. Ahora no sólo tendrá tres posiciones (a la altura del escenario, para ampliarlo; a la altura del patio de butacas, para instalar tres filas más, o abajo del todo, para la orquesta), sino que su manipulación apenas ocupa aproximadamente media hora.
Han sido estos dos de los ingredientes de una complicada receta en la que también se han 'cocinado' los revestimimientos interiores, el cambio de toda la instalación eléctrica (incluidas bombillas leds que permitirán un ahorro del 40% en el consumo, y placas solares), la adaptación de las instalaciones para discapacitados, la rehabilitación de la fachada principal... Las mejoras han llegado incluso al silencio: el que se conseguirá en las salidas de aire. Y a los sistemas antiincendio. Y a la impermeabilización de la cornisa. Y a la instalación de un dispositivo antipalomas en la fachada...
Las butacas
Todo eso y algunas cosas más (como la instalación de un ascensor que sube hasta el peine o una rampa para carga y descarga de material) se han mejorado en las 'tripas' del teatro en estos meses, aunque lo más visible, lo más comentado, lo más esperado, es el cambio de las butacas. En total, 1.112 nuevos asientos (62 en el foso, 414 en la platea, 394 en el entresuelo y 242 en general) en los que se ha tenido en cuenta hasta el más mínimo detalle. Una muestra: el número seguirá siendo visible desde arriba, pero 'grabado' en la tela, sin placas. Y es que las de antes desaparecían a menudo. Eran algo así como un recuerdo para algunos espectadores. Eso sí: el color elegido alegra, pero obligará, sin duda, a tener especial cuidado con la limpieza.
Y al final, todo ha sido posible ajustándose a plazos y presupuestos, algo «casi milagroso», elogiaba Carmen Veiga. Un milagro que puede imputarse a las 168 personas que han trabajado sin descanso en el proyecto, que ha corrido a cargo de la UTE Esfer Construcciones y Thyssenkrupp. A ellos y a todo el equipo del Jovellanos, encabezado por Luis Cascallana, implicados hasta el último detalle para «dar a los gijoneses un teatro a la altura de sus exigencias». El sábado llega el examen.
4 opiniones
14/Ene/2010 | 22:56:10
Orfelina González
Me alegro de que nuestro maravilloso coliseo, vuelva a ser lo que era antes , perdón, mejor de lo que era antes. Me hubiera gustado verlo inaugurado y limpito estrenado por un grupo tan bueno y al que esperamos cada año como es la Compañía Asturiana de Comedias, que según hemos comentado en mi grupo de amistades, todos seguidores de esta magnifica compañía es la que llena el teatro cada año en el verano, e incluso llenó el pasado año el Centro Municipal de Gijón Sur. Estamos de acuerdo con el estreno por parte de Higiénico papel, (galardonado con el premio que lleva el nombre del teatro a inaugurar), pero las comparaciones siempre son odiosas y nos hubiera parecido mejor el estreno de el teatro por parte de la Compañía con más tradicion y recorrido de la ciudad de Gijón y del Principado. Además de ser galardonados este año por nuestro ayuntamiento con una de las medallas de plata de la ciudad. Esperamos este verano al menos una semana completa de Compañía Asturiana en el Jovellanos, con motivo de este premio. Gracias. Y mucha mierda para todos aquellos que actuarán en el Jovellanos.
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